Artículo Cuaderno de Trabajo Social, n.º 6, 2014

Análisis de los procesos de acreditación de pregrado de las escuelas de Trabajo Social pertenecientes al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas

Secciones

Sobre los autores

Autor

Patricia Castañeda Meneses.1
Ana María Salamé Coulon.2

Resumen

El presente artículo analiza las características que han asumido los procesos de acreditación de los programas de formación de pregrado de Trabajo Social en las escuelas pertenecientes al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH), a partir de las dimensiones definidas para el desarrollo de dichos procesos y que corresponden a: Capacidad de Autorregulación, Condiciones de Operación y Perfil de Egreso y Resultados. Los resultados obtenidos permiten reconocer que la acreditación de programas y el seguimiento de los compromisos adquiridos a partir del proceso se han transformado en una preocupación permanente de los equipos académicos y han generado aprendizajes relevantes en torno a la gestión de calidad de la formación profesional. En la actualidad,  la acreditación constituye una herramienta de gestión de calidad y mejora continua que entrega referentes validados y pertinentes para una revisión permanente del quehacer universitario especializado.

Abstract

This paper analyzes the features that have taken the process of accreditation of undergraduate programs of Social Work in schools belonging of the Council of Rectors of Chilean Universities (CRUCH) from the dimensions defined for the development of these processed and related to: Capacity for selfregulation, Operating Conditions, Graduate Profile and Results. The results allow to recognize that accreditation of programs and monitoring of commitments from the process, have become a permanent concern of academic teams and have generated significant learning on the quality management of professional training. At present, accreditation is a tool for quality management and continuous improvement that delivers concerning validated and relevant to an ongoing review of specialized university work.

Antecedentes generales

A partir de la década de 1990, la educación superior chilena ha debido responder a las nuevas exigencias derivadas de los procesos de acreditación institucional y de carreras, diseñados para otorgar garantías de fe pública a la calidad de la formación profesional que se imparte en dicho contexto. Iniciados como procesos voluntarios y exploratorios, comienzan progresivamente a tornarse en deseables y exigibles, en la medida en que los beneficios estudiantiles fueron asociados con la vigencia de la condición de acreditación a nivel de universidad. Asimismo, la permanente revisión de las ofertas disponibles en las diversas carreras universitarias incorporó positivamente la valorización de la condición de acreditación y el número de años alcanzados por una universidad y/o una carrera, como factor diferenciador al momento de la toma de decisiones de postulación y matrícula estudiantiles en los procesos de admisión de cada año académico.

En el caso particular de las carreras de Trabajo Social dependientes del Consejo de Rectores de la Universidades Chilenas (en adelante CRUCH), las acreditaciones se iniciaron con la Universidad Católica del Maule en el año 2003, seguida por la Universidad de La Frontera en el año 2004. Estas primeras experiencias legitimaron la vigencia y oportunidad de la acreditación, respaldando las posteriores decisiones a nivel de carreras para sumarse al proceso, impulsando a la oferta de Trabajo Social del CRUCH a participar de los procesos de autoevaluación con fines de acreditación en los años sucesivos.

En la actualidad, la acreditación de programas formativos y el seguimiento de los compromisos adquiridos a partir del proceso se han transformado en una preocupación permanente de los equipos académicos y han gatillado aprendizajes relevantes en torno a la gestión de calidad de la formación profesional.  Es en este marco que el presente artículo analiza los procesos de acreditación de las Escuelas de Trabajo Social del CRUCH, organizando sus resultados en torno a las dimensiones definidas para el mismo y que corresponden a: Capacidad de Autorregulación, Condiciones de Operación y Perfil de Egreso y Resultados.

Material y métodos

El presente artículo expone los resultados obtenidos a partir de un estudio descriptivo cuyo objetivo está orientado a caracterizar los procesos de acreditación de las Escuelas de Trabajo Social del CRUCH. El proceso se ha realizado a partir de análisis documental de los Acuerdos de Acreditación de carreras de Trabajo Social disponibles para el acceso público en la  página web de la Comisión Nacional de Acreditación CNA, triangulada con la información recopilada en entrevistas semiestructuradas sostenidas con pares de comités evaluadores y equipos académicos encargados de la autoevaluación de carreras de Trabajo Social del CRUCH. El análisis de las opiniones técnicas recopiladas se ha organizado a partir de las dimensiones del proceso de acreditación de programas de pregrado propuestos por la Comisión Nacional de Acreditación CNA. 

Análisis por dimensiones de acreditación en programas de pregrado de Trabajo Social

La oferta vigente para el proceso de admisión 2014 de Trabajo Social del CRUCH correspondió a las escuelas de Trabajo Social de Universidad de Tarapacá, Universidad Arturo Prat, Universidad de Antofagasta, Universidad de Atacama, Universidad de Valparaíso, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Universidad Tecnológica Metropolitana, Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad Católica del Maule, Universidad del Bio Bio (sedes Chillán y Concepción), Universidad de Concepción, Universidad de la Santísima Concepción, Universidad Católica de Temuco, Universidad de La Frontera, Universidad de Los Lagos y Universidad de Magallanes. Dentro de esta oferta, las acreditaciones vigentes de las escuelas de Trabajo Social pertenecientes al CRUCH, según la información disponible en la Comisión Nacional de Acreditación al 15.03.2014, corresponden a las siguientes:

TRABAJO SOCIAL

UNIVERSIDADES CRUCH

AÑOS DE

ACREDITACIÓN

PERIODO

DE VIGENCIA

Pontifica Universidad

Católica de Chile

7

16.01.2007 – 16.01.2014

Universidad de Valparaíso

6

10.06.2011 – 10.06.2017

Universidad Católica del Maule

6

30.06.2011 – 30.06.2017

Universidad del Bio Bio

6

27.12.2013 – 27.12.2019

Universidad Católica de la Santísima Concepción

5

16.12.2013 – 16.12.2018

Universidad de La Frontera

5

16.11.2009 – 16.11.2014

Universidad de Magallanes

5

30.05.2012 – 30.05.2017

Pontifica Universidad Católica de Valparaíso

4

30.03.2010 – 30.03.2014

Universidad Católica

de Temuco

4

01.09.2010 – 01.09.2014

Fuente: www.cnachile.cl, capturado al 15.03.2014

Debe mencionarse necesariamente que existen carreras sin acreditación, vigentes a la fecha de la presentación del presente artículo, que han participado exitosamente en procesos de acreditación anteriores y que se encuentran actualmente preparando sus procesos de renovación, como asimismo carreras que esperaban contar con sus primeras cohortes de titulación para iniciar el proceso, por lo que se anticipa que en fecha próxima este detalle se incremente favorablemente.

A partir de los procesos de acreditación de programas de pregrado en Trabajo Social del CRUCH, puede realizarse el siguiente análisis desde la dimensiones definidas por la Comisión Nacional de Acreditación, CNA – Chile.

a. Capacidad de autorregulación

Para sortear exitosamente una acreditación, las Universidades del CRUCH han debido enfrentar dos exigencias claves: gestión académica y modelo educativo. Ambas exigencias comenzaron a hacerse visibles progresivamente, dado que se encuentran planteadas como criterios e indicadores formales del proceso. En el caso de la gestión académica, la información disponible permite constatar el impulso de planes de desarrollo institucional a través de la metodología de planificación estratégica, para proyectar racionalmente las áreas de docencia de pregrado y post grado, investigación, vinculación con el medio y gestión académica, traducidas en políticas, planes operativos anuales, indicadores y medios de verificación asociados.

En el marco del modelo educativo, a través de los documentos revisados es posible observar que las instituciones declaran adscripción en forma explícita y coherente a enfoques formativos contemporáneos orientados a competencias o desempeños, debiendo ser capaces de implementar concretamente dichas formulaciones en términos de inversiones en capital humano y recursos de apoyo a la docencia. Las universidades del CRUCH se han visto exigidas a avanzar desde formulaciones genéricas de intenciones hacia la implementación operativa del proyecto académico, debiendo demostrar evidencias medibles y verificables de sus indicadores de gestión.

Estos avances no han estado exentos de tensión y conflicto, en la medida que la academia demanda tiempos de reflexión y de búsqueda de consenso en torno a su proyecto institucional, que no siempre resultan sincrónicos con los requerimientos externos a los que se enfrentan las instituciones, insertas en un entorno cada vez más competitivo que exige definiciones, evaluaciones y nuevos compromisos en forma dinámica. No obstante lo anterior, los mecanismos de participación académica y estudiantil para la toma de decisiones, formalmente formulados en las normativas de las universidades del Consejo de Rectores, se constituyen en importantes fortalezas para los indicadores de esta dimensión. Si bien es cierto siempre será deseable profundizar y consolidar la representatividad de la comunidad universitaria en las decisiones estratégicas en los niveles institucional y de carrera, se reconoce en las estructuras de gobierno institucional declaradas en los procesos de acreditación, dentro del sistema universitario público/privado que actualmente se desarrolla en Chile, que las universidades del CRUCH exhiben mayores rangos de participación para la constitución de su estructura de gobierno universitario y para la toma de decisiones colegiadas.

Asociado a lo anterior, debe señalarse que el carácter de instituciones estatales o de instituciones privadas con aporte estatal que poseen las universidades del CRUCH les confiere la garantía de que la mayoría de sus procesos de gestión estarán fuertemente regulados por la supervisión de los organismos públicos correspondientes, aunque no siempre acompañados por una capacidad de reacción y respuesta acorde a los requerimientos que demanda la gestión universitaria actual. La organización en estructuras formales por áreas de conocimiento (facultades) fortalece la definición disciplinaria de sus carreras y amplifica su capital humano y sus recursos para la enseñanza para efectos de indicadores.

Los aspectos de gestión académica y modelo educativo definidos por cada Universidad son claves para sostener la coherencia del proceso de acreditación a nivel de carrera, ya que otorgan el marco general en que el proceso formativo de Trabajo Social debe alinearse.  Si el alineamiento es coherente,  el proceso se fortalece. Si el alineamiento devela una brecha,  las formulaciones institucionales prevalecen e indican la ruta hacia donde deben dirigirse los esfuerzos para hacer converger y compatibilizar los esfuerzos de la unidad académica con su marco universitario. 

Asimismo, los requerimientos derivados de la gestión académica y del modelo educativo orientan la estructura interna de la carrera, debiéndose generar equipos de trabajo permanentes a nivel de la unidad académica, en torno a los ámbitos de gestión curricular, gestión de proyectos y seguimiento de plan de mejora y de plan estratégico, a fin de cautelar la convergencia entre las políticas universitarias generales y las particularidades de la carrera.  Estas comisiones de trabajo son consideradas deseables por la comunidad universitaria y constituyen indicadores del proceso de acreditación, por lo que revalorizan las horas académicas dedicadas a la gestión, tradicionalmente invisibilizadas en su aporte.

La posición relativa de la carrera de Trabajo Social en los niveles de Universidad y de Facultad se refleja en la prioridad que se confiera a su proceso de acreditación, decisión asociada a las posibilidades ciertas de enfrentar exitosamente el desafío por primera vez o en su renovación; y en los niveles de respaldo financiero que se comprometan para la implementación del plan  estratégico de la carrera y de las medidas de mejora requeridas por la autoevaluación realizada.

A partir de la revisión de los acuerdos de acreditación vigentes para programas de pregrado en  Trabajo Social del CRUCH, puede definirse que las principales demandas de la dimensión relativa a los propósitos en la primera versión de acreditación de las carreras de Trabajo Social, apuntan a la necesidad de mejorar los sistemas de indicadores de evaluación y los procesos de seguimiento de la gestión académica. En los casos de renovación de acreditaciones se subraya la necesidad de incorporar en forma efectiva el abordaje de las debilidades detectadas en el proceso anterior, ya que muchas veces su nivel de avance sugiere que no han sido consideradas como temas prioritarios y que no se han entregado explícitamente los respaldos financieros y/o técnicos y/o políticos requeridos para su implementación.

b.  Condiciones de operación

La experiencia indica que la mayor fortaleza en esta dimensión apunta al indicador recursos humanos, que valoriza positivamente las políticas formales de contratación académica y de perfeccionamiento académico y los rigurosos procesos de jerarquización propios de las Universidades del CRUCH. Lo anterior otorga importantes garantías de calidad en el capital humano responsable de los procesos formativos que se desarrollan al interior de las aulas universitarias. Los perfiles de las y los académicos de Trabajo Social revelan una importante presencia de grados académicos de Magister, con creciente tendencia hacia grados de Doctorado que robustecen la dimensión disciplinaria y la generación de conocimiento disciplinar.

Asimismo, en los procesos de acreditación se declaran esfuerzos permanentes de participación en concursos de investigación institucionales y nacionales acompañados por una búsqueda de mayor acceso a publicaciones científicas indizadas, internacionales y nacionales. Ambos esfuerzos se inscriben dentro de las limitaciones propias de las ciencias sociales, que se enfrentan a un marco científico predominantemente focalizado en las ciencias naturales exactas y tecnologías. Por tanto, los logros obtenidos con mayor frecuencia en las unidades académicas de Trabajo Social corresponden al nivel de concursos de investigación internos y publicaciones en revistas de corriente principal nacionales o de catálogo LATINDEX, alcanzándose mayores estándares en condiciones de excepción.

Los requerimientos derivados de una gestión orientada a mejorar en forma permanente los estándares de calidad de la carrera, demanda en ocasiones nuevas contrataciones para apoyar  las exigencias derivadas del proceso de formación, que debe tributar en forma simultánea a las tareas asociadas a gestión académica, investigación, post grado y vinculación con el medio. En forma consiguiente, en las ocasiones en que se ha producido una concreción de nuevas contrataciones que coinciden o potencian el perfil académico ya consolidado en la unidad, se produce un fortalecimiento de los indicadores de jornadas completas o jornadas completas equivalentes a nivel de carrera, valorándose como nuevas fortalezas de los procesos de renovación de la acreditación de la carrera.

Las mayores debilidades en las condiciones de operación analizadas se encuentran asociadas a los recursos financieros disponibles en la carrera, en la Facultad a la que pertenece y en la Universidad, que permitan respaldar las demandas derivadas de la dimensión. La experiencia de acreditación indica que la apertura reciente de carreras, sedes o la ampliación de cupos afectan a los indicadores, especialmente en lo referido a recursos bibliográficos, recursos tecnológicos, infraestructura (salas de clases, oficinas, laboratorios y auditorios entre las principales dependencias) y servicios estudiantiles complementarios (disponibilidad de servicios higiénicos, cafetería, casino, almuerzo, zonas de esparcimiento, multicopiado y apuntes, entre los servicios de mayor recurrencia). Las evaluaciones se encuentran mediadas igualmente por la valoración relativa que la comisión de pares otorgue a la existencia de la carrera en un local universitario en que comparte infraestructura, recursos y servicios estudiantiles con otras carreras o, por el contrario, si el funcionamiento de la oferta formativa ocupa un local en autonomía.

En este marco, la mayor atención de Trabajo Social se concentra en la dotación de biblioteca, optando las carreras por responder en primera prioridad a cubrir la cobertura de la bibliografía básica obligatoria, con indicadores institucionales del CRUCH que oscilan entre siete y diez títulos por estudiante. Los aspectos vinculados a recursos tecnológicos marcan su mayor interés en la existencia de laboratorios, en donde el nivel de actualización, la cobertura proporcional respecto de la matrícula total de estudiantes y la periodicidad de la renovación de equipos y su correspondiente mantención técnica orientará los juicios evaluativos en este indicador. La existencia de software de análisis de datos sociales cuantitativos y cualitativos con sus respectivas licencias y las características de acceso estudiantil al recurso, junto con la existencia de bases de datos bibliográficas electrónicas del área de las ciencias sociales, marcan un interés específico para la acreditación de la carrera. La infraestructura y los servicios estudiantiles refieren a las condiciones generales de la institución y proyectan su  mejoramiento a partir del trabajo en red y  de la gestión particular de los equipos académicos en torno a estos ítemes.

c.  Perfil de egreso y resultados

En esta dimensión, debe mencionarse a los procesos de innovación o rediseño curricular como el mayor hito desarrollado a la fecha en torno a la formación. El Proyecto de Mejoramiento de la Equidad y la Calidad de la Educación Superior UCM 0401 (en adelante MECESUP UCM 0401) desarrollado entre los años 2005 y 2007, con cinco años de seguimiento y en donde participaron las Escuelas de Trabajo Social de la Universidad de Antofagasta, Universidad de Valparaíso, Universidad Tecnológica Metropolitana, Universidad Católica del Maule, Universidad del Bio BIo, Universidad de Concepción, Universidad Católica de Temuco, Universidad de La Frontera y Universidad de Los Lagos, constituye la referencia central de los recientes procesos de innovación o rediseño curricular de la carrera en el marco del CRUCH, permitiendo la reflexión disciplinaria, profesional y pedagógica en torno a la actualización de la oferta formativa vigente en Trabajo Social (MINEDUC; 2005). Como resultado, se formuló un perfil de egreso común organizado en torno a seis ámbitos de desempeño y nueve competencias que fue concebido como un cuadro de diálogo entre las escuelas participantes, para fortalecer la convergencia de la formación y potenciar los procesos de movilidad estudiantil (Castañeda y Salamé, 2010, 42-71). La información disponible en los equipos académicos corrobora que los resultados alcanzados también han sido asumidos como importantes referentes por escuelas de Trabajo Social del CRUCH que no participaron formalmente de la experiencia, y por unidades académicas de Trabajo Social privadas, las que han orientado sus procesos de innovación o rediseño curricular a partir de los productos académicos generados por el Proyecto MECESUP UCM 0401.

Los principales aprendizajes declarados por los comités de pares evaluadores y equipos académicos de Trabajo Social participantes de procesos de acreditación, indican que en la dimensión perfil de egreso y resultados se reconoce al perfil de egreso de la carrera como el eje angular que orienta la estructura curricular, la secuencia de asignaturas, la selección de contenidos y bibliografías, las metodologías de enseñanza aprendizaje y los procesos de evaluación. Asimismo, se valora la importancia de la precisión y pertinencia de sus formulaciones, dado que existe plena certeza de la responsabilidad derivada de la acreditación, respecto a hacerse cargo explícitamente de la totalidad de sus planteamientos a nivel de carrera. Estos ajustes a los perfiles de egreso han generado propuestas realistas para la formación en Trabajo Social y han tendido a alinearse en sus declaraciones al modelo educativo planteado por cada Universidad, y a los recursos y oportunidades disponibles en el contexto institucional y profesional en que se inserta la carrera.

En forma consecuente, se han fortalecido los procesos de formación en la tarea docente, permitiendo amplificar los repertorios de las estrategias de enseñanza aprendizaje y de los procesos evaluativos asociados. En esta tarea, las evidencias indican que se ha contado con la colaboración permanente de las instancias institucionales especializadas en docencia, generalmente dependientes de las vicerrectorías académicas, que aportan con el acompañamiento técnico requerido para operativizar las nuevas formulaciones derivadas de la innovación o del rediseño definido por la carrera.

Un punto de diversidad en esta dimensión corresponde a las definiciones de Trabajo Social que  asume la carrera para su proyecto formativo. No obstante, la existencia de un marco ético-valórico convergente a nivel de oferta formativa del CRUCH, las unidades académicas declaran a través de sus perfiles de egreso adscripciones diversas a puntos de referencia claves como disciplina o profesión; intervención social, acción social, o práctica social; predominio de enfoques tecnocráticos operativos o de enfoques comprensivos reflexivos; procesos de análisis de la realidad social con énfasis positivistas o comprensivos o sociocríticos; prácticas de caso/familia, grupo y comunidad o prácticas integradas; y aceptación o rechazo de la sistematización como estrategia de generación de conocimientos para Trabajo Social, entre los principales referentes pesquisados.

Los aprendizajes obtenidos por los pares evaluadores a través de los procesos de acreditación en que les ha tocado participar, indican que el referente evaluativo de los equipos de pares no debería apoyarse en las concepciones o fundamentos particulares a los que legítimamente cada profesional miembro de la comisión se adscribe, sino que la atención debe focalizarse en la coherencia de las declaraciones realizadas por la carrera y en su capacidad para concretarlas en su perfil de egreso y respaldarlas en los programas de asignaturas, bibliografías, estrategias pedagógicas, sistemas evaluativos, perfiles de los centros de práctica profesionales, perfiles de empleabilidad de titulados y tituladas y opinión de sus instancias empleadoras. Cautelada la coherencia, emerge como fortaleza la diversidad de los proyectos formativos como sellos distintivos de las carreras a nivel nacional en el marco del CRUCH, contribuyendo así a amplificar las expectativas de desarrollo del Trabajo Social en los próximos años.

En el marco de los indicadores académicos, la progresión estudiantil declarada en los procesos de acreditación se observa sin grandes dificultades en el avance curricular de las diferentes cohortes, siendo las tasas de retención y titulación adecuadas, situándose en ocasiones por sobre el promedio del sistema. Las principales razones de la deserción estudiantil corresponden a decisiones vocacionales, a las que se suma como principales argumentos de suspensión transitoria de estudios las dificultades derivadas del financiamiento de la carrera y la maternidad.

Dado que la acreditación de carreras consiste en cautelar la calidad de la formación, el mayor desafío que emerge en esta dimensión corresponde a la necesidad de establecer mecanismos  formales permanentes de evaluación a lo largo del proceso formativo, que  garanticen la calidad del mismo y permitan su optimización dentro de los propios límites, oportunidades y recursos en los que se implementa la secuencia de formación.  Un avance a este respecto lo constituye la formalización de comités curriculares permanentes, destinados a monitorear la calidad del proceso de formación llevado a cabo por la carrera.

Debe señalarse que la vinculación con el medio en Trabajo Social es un indicador que transita en la paradoja de ser una fortaleza no formalizada, que la convierte en debilidad. Efectivamente, por el propio carácter de la carrera, se advierte fácilmente que la implementación de su malla curricular se funda en una profunda relación con el medio social y profesional en que se inserta. Lo anterior se traduce en pasantías, prácticas de observación, prácticas profesionales, investigaciones, actividades de colaboración institucionales, sistematizaciones, visitas a terreno, análisis de casos, planificación social,  implementación y evaluación de proyectos, diagnósticos sociales, diagnósticos organizacionales y apoyo técnico en situaciones sociales de emergencia; a los que se añaden seminarios, jornadas, talleres, foros con fines de difusión o de extensión. Cada una de ellas ilustra las actividades de mayor presencia en los informes de autoevaluación con fines de acreditación declaradas en el indicador vinculación con el medio. No obstante, el requerimiento de convenio formal institucional, que obliga al largo y lento periplo de los documentos desde la carrera de Trabajo Social a la Facultad y a su vez a la Rectoría; y desde la contraparte, desde la oficina de cada profesional a la Dirección Regional o Nacional del servicio público o de la organización privada correspondiente, les constituyen en requerimientos formales necesarios, pero que en su ritmo de resolución no reflejan la permanente sinergia que posee la carrera respecto del medio en que se inserta.

Finalmente, la información analizada releva que el seguimiento de titulados y tituladas, y la consulta regular a las instancias empleadoras respecto de la pertinencia de la formación, resultan ser los procesos de mayor rezago y menor formalización en las unidades académicas.

Reflexiones finales

La acreditación de carreras ha sido un referente que se ha incorporado progresivamente a la gestión académica de en las escuelas de Trabajo Social. Cuestionada inicialmente por su asociación a las lógicas de profundización de la privatización de la educación superior y resistida por una cultura universitaria no habituada al escrutinio externo de pares en los ámbitos de la formación y de la gestión, las exitosas experiencias que han desarrollado las unidades académicas del CRUCH han permitido avanzar hacia una resignificación positiva, en donde se reconoce a la acreditación como una herramienta para la gestión de calidad y para la mejora continua que entrega referentes validados y pertinentes para una revisión permanente del quehacer universitario especializado.

Las experiencias de implementación de procesos de acreditación han obligado a los equipos académicos a resolver preguntas sobre la formación profesional que no habían sido formuladas anteriormente, permitiendo incorporar la opinión contingente de titulados, tituladas, instancias empleadoras y del medio profesional para evaluar la pertinencia y calidad de sus decisiones  formativas. Simultáneamente, la contrastación entre la mirada académica y la mirada de los profesionales del medio externo ha permitido un importante ajuste temático e instrumental en los procesos formativos desarrollados por las escuelas. Se ha fortalecido el valor del respaldo formal y de la evidencia como argumento central de verificación de las acciones comprometidas y ha estimulado la innovación y creatividad para el enfrentamiento de los puntos críticos de la gestión académica, siempre acechada por la escasez de tiempo y la estrechez de recursos.

Los procesos de acreditación desarrollados en forma exitosa, han revelado la necesidad de formalizar la existencia de comisiones de trabajo permanentes, con funciones definidas y carga horaria asignada en la jornada académica, que asuman el monitoreo de los avances realizados en torno a la potenciación de las fortalezas y el enfrentamiento proactivo de las debilidades declaradas en los informes elaborados por la comisión interna, por la comisión de pares evaluadores y por los acuerdos de acreditación. De esta manera, puede enfrentarse la renovación del proceso con márgenes de tiempo y maniobras que impidan que se construya desde la improvisación y la prisa cada vez que debe renovarse la credencial de calidad de la carrera.

Para Trabajo Social, la acreditación de carreras ha representado un desafío que le ha exigido una revisión crítica de su quehacer en el marco de la formación profesional, pero que a la vez le ha permitido valorizar algunas características distintivas en gestión y proactividad que permanecían en el claroscuro universitario, al no ser siempre consideradas dentro de las habilidades o competencias distintivas de las funciones clásicas de la academia.  A modo de ilustración, pueden mencionarse los nombramientos de integrantes de los equipos académicos de Trabajo Social del CRUCH en cargos directivos universitarios vinculados a Calidad, Acreditación, Vinculación con el Medio, Innovación Curricular, Gestión Curricular y Formación Docente, todo lo que constituye valiosas evidencias de aprendizajes técnicos y ampliación de fronteras profesionales en el marco de la gestión de calidad

Valparaíso/Temuco, otoño del 2014.

Bibliografía

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  • COMISION NACIONAL DE ACREDITACIÓN (s.f.) Manual para el desarrollo de procesos de autoevaluación. Carreras y Programas de Pregrado. Comisión Nacional de acreditación. CNA-Chile (s.n.) Santiago de Chile.
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  1. Académica e Investigadora. Escuela de Trabajo Social. Universidad de Valparaíso. Trabajadora Social y Licenciada en Trabajo Social. Universidad de Valparaíso. Doctora en Ciencias de la Educación. Universidad de Barcelona.
  2. Académica e Investigadora. Departamento de Trabajo Social. Universidad de La Frontera. Trabajadora Social. Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctora en Ciencias de la Educación. Universidad de Barcelona.