Artículo Cuaderno de Trabajo Social, n.º 12, 2018

Artes de pesca en la boca del Maipo: la dialéctica del poder entre pueblo pesquero y capitalismo extractivista

Autor(es)

Benjamín Bahamonde Rojas

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Sobre los autores

RESUMEN

Los pueblos pesqueros han mantenido una tradición y forma de vida mediante la cual se han desenvuelto a través del tiempo. En la actualidad estos pueblos están siendo tensionados por una serie de estímulos externos que han afectado sus modos de supervivencia y su forma de vida.

Este artículo muestra estrategias de resistencia a esos estímulos externos, mediante una manera de significar a los medios de producción artesanales en la comunidad pesquera de la Boca del Maipo.

Se abordan prácticas de pesca tradicionales vinculadas con la subjetividad de una comunidad dependiente de esa actividad económica. Y mediante técnicas de análisis cualitativo, se exponen categorías que dan cuenta de algunas de las formas en que, en la vida cotidiana, un pueblo pesquero administra su actividad y oficio, en el contexto del ingreso del capitalismo extractivista y políticas neoliberales al negocio de la pesca.

 

1. INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO

El año 2012 en el Congreso se promulgó la Ley de Pesca. Esta fue gestionada por el ministro de Economía de la época y –como ya ha sido comprobado en tribunales– redactada casi en su totalidad por los principales interesados de la gran industria pesquera chilena, además de aprobada en el Parlamento, mediante prácticas de cohecho entre parlamentarios y empresarios de esta industria. Este hecho es solo una última estocada que las políticas que sustentan la lógica de las empresas extractivistas han asestado a la pesca artesanal y a los pueblos pesqueros que la practican.

En este artículo he revisado prácticas de resistencia en un pueblo pesquero de la comuna de San Antonio, y me he centrado en dos hallazgos principales, los cuales dan cuenta de prácticas de resistencia que se evidencian en el lenguaje cotidiano y que se vinculan directamente con los medios de producción utilizados por los pescadores de la zona.

El pueblo en el cual se situó el estudio es La Boca del Maipo, también llamado indistintamente por sus habitantes como La Desembocadura.

Caleta La Boca del Maipo

Figura 1. Imagen satelital de la desembocadura del río Maipo

Fuente: https://www.google.com/maps

La Caleta de Pescadores Boca del Río Maipo está situada entre la ribera norte del río Maipo y el límite sur de la ciudad de San Antonio, como muestra la imagen satelital.

Esta caleta es la más antigua de la comuna de San Antonio, caracterizada, tanto por sus habitantes como por las autoridades políticas, como uno de los pocos lugares que quedan en las costas de Chile donde aún se practican el arte de pesca chinchorro y el remiendo de redes.

La técnica del chinchorro depende totalmente de la destreza del pescador, en la medida que implica el uso de tecnología muy básica: a saber, un bote a remos que zarpa desde la orilla y la red que se fija por un extremo en la playa y el otro se despliega desde el bote, con el cual se extiende un semicírculo en el mar para desembarcar por otro lugar de la playa y recoger la red con los peces que se logren atrapar en este bolo de red.

A modo de antecedente es conocido que la cultura Aconcagua y culturas anteriores a esta han utilizado este arte de pesca desde hace unos 7.000 años (Retamales, 2016). Sabemos, entonces, que durante un periodo importante de la historia de la humanidad este lugar se ha mantenido como asiento pesquero utilizando esta técnica, la cual, de acuerdo con los pescadores de la zona, es considerada parte de la tradición comunitaria (Ilustre Municipalidad de San Antonio, 2007). Por ello cabe mencionar que, más allá de ser un medio de subsistencia, la pesca está arraigada en la cultura y modo de vida de la comunidad.

Además del ya mencionado chinchorro, esta comunidad desarrolla su producción mediante otras dos artes pesqueras principales: la red de mano desde la orilla, arte similar al chinchorro pero practicado por un solo pescador que se adentra a nado en el mar sin el apoyo de un bote, y, por último, el buceo mariscador.

Como se ha mencionado, la pesca mediante estas artes se ha practicado traspasando el conocimiento desde hace muchas generaciones. Hoy algunas de estas actividades o las especies explotadas, han sido reguladas o prohibidas por la Ley de Pesca y sus actualizaciones, debido a los problemas de sustentabilidad y conservación de las especies extraídas indiscriminadamente y sin límite, tanto por la pesca industrial como por la pesca artesanal.

El conflicto en la comunidad de La Boca

La promulgación de la Ley de Pesca, en 2012, estableció un marco de “modificación en el ámbito de la sustentabilidad de recursos hidrobiológicos, acceso a la actividad pesquera industrial y artesanal y regulaciones para la investigación y fiscalización” (Ley N° 20.657, 2013). Una de las principales consecuencias de esta ley es que entregó el mayor porcentaje de cuotas de explotación pesquera, en función de la inversión de las flotas. Bajo esa lógica, los recursos del mar chileno sufrieron una suerte de privatización que quedó en manos de los grandes consorcios pesqueros1. Por otro lado, además, la ley establece la disminución de cuotas, así como muchas otras restricciones para los pescadores artesanales de toda la costa chilena.

En cuanto a la comunidad de La Boca, otro de los principales problemas que la afecta es la privatización del borde costero a manos de la empresa portuaria de San Antonio. Dicha privatización y uso de las playas por la empresa portuaria ha dejado a los pescadores de la zona en condiciones desventajosas, dado que los emplazamientos que originalmente se utilizaban para la pesca tradicional, hoy están siendo ocupados por la construcción del megapuerto de San Antonio. La construcción ha provocado severos daños a la orilla y fondo de la costa, lugares que históricamente han sido zonas de captura utilizando las artes de pesca tradicionales de La Boca (Retamales, 2016).

Finalmente, y como otro principal sujeto antagónico en este conflicto, están las flotas industriales de pesca masiva, tanto de la jibia como de otras especies pelágicas. Esta producción es descontrolada afecta la reproducción de las especies y desplaza a las especies de orilla, las cuales son el principal objetivo de captura de los pescadores artesanales, esto ha conducido a diezmar su producción (Cox y Bravo, 2014).

Los focos de conflicto mencionados, han venido a aumentar drásticamente los índices de precariedad y pobreza de los pueblos pesqueros; en específico de los habitantes de La Boca del Maipo.

Figura 2. Proceso de investigación

En la Figura 2 se puede visualizar el resumen del proceso sostenido para llegar a los resultados que se presentan a continuación.

Este proceso muestra los momentos del trabajo de investigación realizado: El numeral 2 aporta la perspectiva y conceptos teóricos utilizados para el análisis de los datos obtenidos en el campo. El numeral 3 expone las opciones metodológicas para realizar dicho análisis: un análisis estructural del discurso e impresiones y referencias al trabajo etnográfico muestran los hallazgos de categorías centrales construidos a raíz del trabajo metodológico. Finaliza este artículo en numeral 4, donde se plantean las conclusiones y una discusión en torno a los hallazgos.

 

2. POSTULADOS Y DEBATE TEÓRICO

La clave neoliberal como gestora de la construcción del sujeto “pueblo pesquero”

El pueblo pesquero basa su economía en un modelo de subsistencia familiar. Esta forma de vida se diferencia de los modos de producción que son determinados por la privatización de los recursos naturales y por la acumulación de capital. O, como es postulado en este estudio, las artes de pesca tradicional, basadas en una economía de subsistencia, se diferencian del capitalismo extractivista basado en el modelo de la economía neoliberal (McCay, 2008).

La construcción de la identidad se sitúa en el momento de la comparación con el otro (Mouffe, 2007). En este estudio, teórica y analíticamente, el pueblo pesquero es un sujeto constituido por sus relaciones con otros que están fuera de la comunidad de la pesca artesanal, pero que a su vez son parte de la misma actividad económica.

Así es que la pesca industrial, la construcción del mega puerto y las políticas públicas que soportan el negocio de los grandes consorcios, permiten la auto-constitución del pueblo pesquero fundada en prácticas que le permiten validarse y actualizarse por medio de una serie de maneras de trabajar en el mundo y por medio de un sentido común —o prácticas hegemónicas– que le permiten reproducirse y mantener un orden político dentro de su comunidad (Vestergaard, 1990; McCay, 2008).

La comunidad pesquera no existe aislada ni es una entidad trascendental dada su pura existencia o cualidades como pueblo pesquero. Su construcción está forjada por las disposiciones y la movilización de un otro que se le ha presentado como diferencia (Mouffe, 1999). Bajo este postulado es posible mostrar a dos actores que se distinguen en los modos de producción y en los modos de realización de la mercancía que cada uno de ellos practica.

El otro que ha ingresado a la actividad pesquera no solo se diferencia, sino que este además se presenta como amenaza. Cuando ese otro se despliega como un oponente, nace la política2 (Mouffe, 1999) o el modo en que los actores proponen ordenar el mundo social y reproducirlo mediante instituciones, mediante las cuales se benefician de un sentido común que permite la continuidad del sujeto y su comunidad (Mouffe, 1999).

Esta relación constituyente de identidades y subjetividad es el “caldo de cultivo del antagonismo” (Mouffe, 2007, p. 19), es el modo de comenzar una relación seccionada por la denominación de ellos (o los otros) y nosotros (el grupo interno). Allí se establecen las partes en oposición, en el momento en que el capitalismo extractivista emerge amenazando la supervivencia económica del pescador artesanal. Desde ese momento la distinción es antagónica, y por ello una distinción política, debido a que se despliegan los intereses desde dos perspectivas de objetivación del mundo productivo y del campo social. En ese despliegue de intereses se procesan los actos de poder o la manera de construir influencia en el campo social.

La comunidad entonces se muestra como el punto desde el cual se componen y emergen las prácticas de resistencia a estas figuras antagónicas. Así las prácticas de resistencia, en teoría, no postulan nuevos modelos económicos, sino que sustentan las condiciones de posibilidad para la conservación de modos de producción tradicionales, los cuales se enmarcan en pactos específicos para relacionarse con el medio ambiente, con los recursos naturales y con la estructura económica y social.

Relación política del pueblo pesquero

Las resistencias como manifestación de lo político emergen desde la constitución subjetiva y comunitaria en oposición a un otro. Por ello la idea de pueblo pesquero, en este contexto, se vincula con el grupo humano que trabaja, produce colectivamente y comparte una tradición y una historia que se vincula desde un origen con su actividad productiva.

La comunidad es una unidad básica de asociación humana (Tonnies, 1974). Así el concepto de comunidad abre la puerta para la comprensión de lo político, ya que es en el contexto comunitario en el que las relaciones económicas, políticas, culturales e intersubjetivas se despliegan.

El concepto pueblo pesquero ayuda a nombrar a estas comunidades cohesionadas en torno de una actividad productiva que representa a una tradición, a una cultura y a un modo de vida. El pueblo pesquero, así como la comunidad, también incluye a la totalidad de actores participantes del grupo comunitario; es decir, la denominación no se limita a o a aquellos que viven y trabajan en la pesca exclusivamente (Tassara, 1993), sino que agrupa a todo habitante de la comunidad que depende de esta actividad económica.

La dialéctica del poder y la resistencia

Entonces es dado ver que las prácticas de resistencia nacen de la mano de una situación de conflicto, en que el sujeto se ve enfrentado a un poder opositor. El poder brota de fuentes reconocibles por los agentes que lo resisten, siendo controlado por diferentes actores para circular en el entramado social.

Es por ello que, de acuerdo con lo estudiado por M. Foucault (2014), la resistencia nace de la misma forma en que nace el poder; es decir, la resistencia se encuentra diseminada socialmente, emergiendo tanto en niveles generalizados como locales e individuales. Tanto el poder como la resistencia son locales en su aplicación, pero se articulan de maneras complejas para producir efectos globales. La resistencia no es externa al poder, mas bien es una condición del ejercicio del mismo.

Entre el poder y la resistencia se produce una tensión que se materializa en una mutua producción y transformación de subjetividades. Por ello el objetivo de las prácticas de resistencia política y social no es terminar con el poder, sino transformarlo y encausarlo hacia formas que respondan a la construcción de nuevas condiciones políticas y éticas.

Las prácticas cotidianas y la resistencia

Profundizando en la dinámica del poder, es necesario poner de manifiesto la articulación de dos principales dimensiones en cuanto a modos cotidianos de resistencia, a saber: los medios de producción –o artes de pesca– y la producción subjetiva, entendida como causa y efecto de dicha resistencia.

Ahora, para entender las prácticas de resistencia es necesario entender la dimensión política que se expresa en algunas actividades cotidianas de grupos subordinados. Así como también es necesario entender que las conductas vinculadas con la resistencia no siempre se insertan en el orden del discurso de los agentes, sino también es posible ubicarlas en prácticas de la vida cotidiana (Giddens, 1979; Giroux, 1985).

Por otro lado, es preciso distinguir entre resistencia y oposición. La oposición es directa, contingente y enmarcada en una agenda política; mientras que la resistencia es una actitud cotidiana, que pone en escena un potencial contestatario, el cual algunas veces forma parte de una corriente subterránea, invisible, poco definida y ambigua (Giroux, 2004).

La categoría analítico-teórica entorno al concepto resistencia apoya la observación y comprensión de las prácticas que muestran a la comunidad pesquera construyendo lo político; tanto desde formas que son conscientemente subversivas en la protesta directa, como también desde algunas prácticas que podrían parecer casuales o despolitizadas, en las cuales se ha centrado principalmente este estudio.

Es necesario adelantar que metodológicamente el análisis de la información recopilada en este estudio considera el siguiente planteamiento: “[…] el análisis de cualquier acto de resistencia […] debe tener una función reveladora, que contenga una crítica de la dominación y ofrezca las oportunidades teóricas para la autorreflexión y la lucha en el interés de la emancipación propia y de la emancipación social” (Giroux, 2004, p. 145).

Así entonces, la mirada de esta investigación se enfoca en los actos que contienen hechos sociales que ponen en la subjetividad del pueblo pesquero ideas de emancipación y de construcción de sentido común; es decir, de hegemonía política, trayendo de la mano del sujeto, el rechazo y la crítica a las formas de dominación que representan la pesca industrial y las actividades económicas y políticas que la soportan.

 

3. METODOLÓGICA DEL ESTUDIO

Este artículo se propone mostrar la manera en que el pueblo pesquero de la comunidad de La Boca resiste y enfrenta políticas públicas y agentes que, basados en la lógica del capitalismo extractivista y el modelo económico neoliberal, han ingresado a la actividad económica de la pesca.

Para lograr ese propósito se optó por la producción de datos, utilizando relatos biográficos de vecinos que trabajan y han trabajado gran parte de sus vidas en pesca artesanal. Se trabajó con entrevistas semiestructuradas de tipo biográfica/narrativa, utilizando relatos de vida para centrar la atención en la relación específica que tiene la influencia de las artes de pesca en la vida de los informantes, descartando otras complejidades de sus biografías personales. Así se abordó el contexto de la vida comunitaria y la relación que los pescadores tienen con sus medios de producción.

En complemento, y a modo de triangulación de datos, se utilizó la observación activa etnográfica. Esa observación logró recolectar discursos que se despliegan en las dinámicas cotidianas de la comunidad estudiada.

Las entrevistas se formalizaron con 12 pescadores que actualmente trabajan con artes de pesca tradicional. Si bien la mayoría también ha ejecutado otros oficios, el modo de ganarse la vida de los informantes ha sido primordialmente en relación con el mar y con artes de pesca propias.

Los resultados de las entrevistas se sometieron a análisis estructural del discurso para categorizar e identificar códigos que develan prácticas de resistencia.

 

RESULTADOS Y HALLAZGOS

Construcción de categorías y análisis

El análisis estructural facilita el descubrimiento de mecanismos de construcción de identidades, apoya la observación del discurso que representa e identifica la imagen de nosotros opuesta a la proyección de la existencia de otros o ellos (Martinic, 2014). De este modo se elabora la estructura de antagonismos que hacen evidente la relación política, que es movilizada por las subjetividades presentes y en juego.

En el presente análisis se postularon categorías base y sus correspondientes antagónicas. Estas muestran características ventajosas o negativas desde la perspectiva moral y normativa de quién enuncia el discurso (Chandler, 2007; Martinic, 2014). Las categorías construidas emergieron develando oposiciones evidentes. De esa manera fue posible identificar unidades básicas que organizan el discurso, así como también fue posible reconstruirlo con subcategorías semánticamente asociadas a esas categorías base. De esa manera se simplificó el análisis, mostrando una estructura central del discurso.

Así entonces en las entrevistas, por saturación de conceptos, emergieron las categorías base: diversión-aventura y libertad-compromiso.

Se propone a estos hallazgos discursivos como sustento de una lógica de resistencia, la cual se evidencia en el uso de medios de producción tradicionales y propios. Estas categorías son evidentes formas de resistencia, debido a la valoración positiva que los individuos le asignan a dichos medios de producción y la oposición que manifiestan frente a medios de producción industriales y ajenos.

Diversión-aventura

En las entrevistas, una de las preguntas estándar indagaba sobre la actitud de apego o desapego frente al trabajo en pesca artesanal comparada con otros trabajos. En general los entrevistados manifestaban que preferían pescar que realizar otros trabajos. Luego de esta pregunta la entrevista continuaba preguntando ¿por qué prefieres desempeñarte en pesca por sobre otro trabajo?. En esta parte de la entrevista emergió, con amplia saturación conceptual, la idea de que esta actividad es más que un trabajo porque brinda diversión; “es divertido”, “es siempre una aventura”, “siempre estamos echando la talla”. Los entrevistados movilizan la idea de entretenimiento en la pesca artesanal, contrastándola con faenas realizadas en la industria pesquera o en otros trabajos con contrato (por ejemplo: trabajo en la construcción del puerto, guardias de seguridad, contratos en el retail en los mall de la ciudad, etc.).

Al profundizar en la relación que los entrevistados han tenido enfrentados a un contrato laboral, varios pescadores declaran que en general la paga es igual o a veces incluso un poco mejor, pero que no cambiarían la pesca por esos trabajos que practican otros, porque no son trabajos divertidos o no son trabajos donde sea posible experimentar una aventura, suerte que sí obtienen en la pesca.

Libertad – compromiso

Otro concepto central que emerge en las entrevistas tiene relación con la libertad; esta es percibida debido a que los pescadores no cuentan con una relación contractual determinada que los ate a un empleador o a una empresa.

La siguiente cita es elocuente para describir la condición de sentirse libres por el hecho de no estar contractualmente vinculados con un empleador:

[…] creo que (la pesca) llama la atención por la libertad que tú tienes. Ves la inmensidad de la tierra, y […] y aparte es un trabajo del cual tú… te puedes ir cuando quieras a otra embarcación, no tienes contrato, solamente existe el compromiso. Si el patrón o el dueño de la embarcación te agarra a chucháh.. tú lo agarrai a chucháh también y te poníh a trabajar en otra embarcación… eso es lo que tiene el pescador, el compromiso de trabajar poh, o sea el compromiso de poner.. yo mi trabajo a disposición de… de la embarcación (Pablo G., 2016).

Además de postular el concepto de libertad, en la cita anterior Pablo subvierte el concepto de compromiso, dado que por definición en derecho laboral el contrato de trabajo es un compromiso adquirido entre el trabajador y el empleador.

Por otra parte, en las entrevistas, el investigador recordaba a los informantes el hecho de que en las patotas3 de pesca existe un jefe presente; la respuesta generalizada se puede resumir en esta frase: “sí, en el bote tenemos jefe, pero (él) no tiene que mandar porque todos conocemos la pega, todos sabemos lo que hay que hacer” (Ignacio P., entrevista, 27 de diciembre de 2016).

 Estos conceptos, que emergieron en las entrevistas, condujeron a construir la categoría unificada en el concepto libertadcompromiso; entendiendo que la idea de compromiso en el discurso de los entrevistados tiene todos los rasgos de categoría moral (o imperativo categórico). En su discurso, se entiende como necesaria4 la opción de comprometerse con el trabajo. Es decir, este es un deber que va más allá de una innecesaria y simple obligación contractual, por lo tanto es un deber que se cumple haciendo uso racional de la libertad.

Códigos antagónicos

Habiendo construido las categorías mencionadas y en aras de profundizar en el análisis, fue necesario utilizar una estructura de análisis cruzado para poder describir categorías que se presentan como oposición a las ya mencionadas.

En cuanto a la categoría diversión-aventura se postuló el opuesto que emerge en el discurso como aburrimiento-sujeción y en cuanto al opuesto de la categoría libertad-compromiso emerge la categoría de trabajo formal, la cual da cuenta de relaciones laborales donde el trabajador adopta un vínculo de subordinación y dependencia en una relación contractual con un empleador.

La Figura 3 refleja cómo se han separado estas categorías en cuatro campos semánticos, los cuales describen códigos sub-categoriales que brindan apoyo sustantivo al discurso de los entrevistados y los participantes del estudio.

Los códigos extraídos del discurso en las entrevistas y en la observación participante, se resumen en torno a una categorización inserta en un campo de opciones, que se desplazan desde lo más beneficioso o aceptado a lo menos valorado por quienes participan del estudio.

Figura 3. Estructura del discurso

El campo inferior izquierdo expone la tensión entre las categorías aburrimiento-sujeción y trabajo formal. En este campo se expresa que el trabajo asalariado o con contrato generalmente está compuesto por actividades laborales que cualquiera puede hacer y, por lo tanto, se puede observar que le asignan una valoración de aburrimiento y monotonía a la mano de obra de baja calificación. Labores a las que los pescadores artesanales se ven expuestos cuando deben emplearse en un trabajo fuera del ámbito de su conocimiento.

Las prácticas de resistencia se evidencian en la actitud negativa frente al aburrimiento de participar en una labor en la cual, en algunos casos, reconocen como igualmente o más lucrativa que la pesca artesanal. La siguiente frase es ejemplo de ello: “Es casi lo mismo. En la pesca no se tiene un sueldo fijo de pega. En cambio en la constru dan cuatro gambas” (Ignacio P., 2016).

Así entonces, el fundamento teórico utilizado para el análisis de categorías que representan el fenómeno de la resistencia es desvelado por actos que contienen conceptualmente rechazo y crítica a las formas de dominación que representa el trabajo formal en la pesca industrial o en las empresas de retail de la ciudad o en las faenas de construcción. Estas formas de resistencia ponen en movimiento la constitución de subjetividad del pueblo pesquero, y movilizan ideas de emancipación y de construcción de sentido común o hegemonía política5.

También llama la atención la manera en que en el eje libertad-compromiso emergen matices que muestran una disminución de rasgos, que son generalmente aprobados frente al trabajo libre de la pesca. Estos códigos se encuentran tensionados por el eje aburrimiento-sujeción en el cuadro superior izquierdo de la tabla. Estos indican que al ser pescador, es decir al pertenecer a una tradición, al sujeto no le es posible hacer otra cosa, porque no tiene el conocimiento para emigrar a otro campo laboral, la tradición familiar no lo ha permitido o el apego a la familia no permite salir de la caleta.

También en cuanto al cuadro inferior derecho, que correspondería a la tensión entre trabajo con contrato y diversión-aventura, no fue posible hallar en el discurso enunciados que hicieran referencia a lo divertido de un trabajo con contrato. Pero sí emergieron algunos códigos de connotación positiva que se encuadran en la idea de las relaciones de trabajo formalizado en un contrato. Estos códigos emergen implícitamente en el discurso, al hablar del trabajo que brinda estabilidad al individuo y a la familia. Y también emerge explícitamente, en específico, refiriéndose a la construcción del mega-puerto, como por ejemplo en la siguiente cita de Pablo G. (2016), que se refiere a la fuente laboral que este provee: “No estamos totalmente en contra, porque hay muchas personas… hay familiares que trabajan en la constru del mega puerto”.

Finalmente los códigos más valorados, que se encuentran en el plano superior derecho de la tabla, son aquellos que hablan de libertad, aventura, compañerismo, diversión y de un compromiso de participar libremente en una relación laboral entre pares. Es decir, un compromiso que tiene más características de ser una opción racional, que uno suscrito en una obligación jurídica.

Ganarse la vida como pescador completo

En las visitas y observación participante, fue posible comprender que la organización de la pesca y sus medios de producción aportan fundamentalmente a la constitución del sujeto pueblo pesquero en La Boca. La pesca es una forma de vida, con valores y costumbres que se han desarrollado y sedimentado históricamente en procesos que dan sustento al entramado social. El conocimiento, la tradición, el lenguaje y toda la gama de elementos que soportan los particulares modos de producción en esta caleta, no podrían ser identificados únicamente como la manera de ganarse la vida o como un saber técnico adquirido, o construido, de forma independiente a la dimensión cultural.

El pescador aprende el oficio a partir de la enseñanza de familiares mayores. Los niños la aprendieron en la práctica, embarcándose en cansadoras y duras jornadas de trabajo, las que recuerdan como días alegres y como parte del apego familiar.

Tal vez sea por esos sentimientos de afecto a las primeras incursiones en el oficio, que la pesca es determinante en el despliegue subjetivo de los pescadores, tales como el “pasarlo bien”, “ser libre”, “aventurar”, “la mar que enamora” y “es bonita la pesca”.

Ser pescador emerge de manera espontánea en la narrativa individual y grupal. Hay una carga ontológica que no está supeditada a vivir de la pesca, ni siquiera al hecho mismo de salir a pescar, sino que está determinada por las historias vitales (individuales y colectivas), atravesadas por la experiencia del mar y del oficio.

Este hecho se objetiva cuando el pescador, por razones de subsistencia económica, ha debido desempeñarse en otros espacios laborales, en los cuales se pone en juego no solamente su capacidad para adaptarse a otro tipo de actividades, sino que también la posibilidad de ser otra persona. Al respecto señalan que es difícil asumir posturas en otros escenarios laborales y cumplir con las exigencias, porque ser pescador es más que trabajar, y trabajar en otro empleo impondría la obligación de Ser otro. Como ejemplos de esto las siguientes frases son elocuentes: “Mira, he hecho otras pegas, pero soy un enamorado del mar […] no, no trabajaría en otro trabajo más que este, ya como que ya está de niño […] es algo que va creciendo con uno poh, es como una señora más (risas) […] el segundo hogar, si uno pasa más en la mar que en la casa, o sea yo creo que es el primer hogar” (Pablo G., 2016). O “Pero porque igual es un hobby, es, es bueno, es bonito” (Víctor D. Hijo, 2017); o “Sí, siempre hay un tema que, no sé poh, que se hace como tanto de amigo en el tema de la pesca, es, es como le digo, es como libre poh” (Víctor D., 2017 ).

Otro concepto que emerge es el de pescador completo. Este es una forma de vida relacionada con el origen familiar y comunitario del pescador. En este grupo, además, se posiciona la idea de que, aparte del conocimiento en el uso artes de pesca tradicionales, hay más elementos que permiten ser un pescador completo. Para ostentar esta categoría, el pescador debe saber armar redes, bucear con o sin traje y, más importante aún, perseverar por mantener los medios de producción de primera necesidad para el ejercicio del arte de la pesca.

Uno pasa a ser un pescador completo, completo, [cuando] uno mismo puede fabricar su red poh. Puta, antiguamente se tejía, hoy en día, con toda la tecnología y no son tan caras, entonces te sale más a cuenta comprar la red poh y tú armarla […] Es como que le dijera, ya, ¿usted es pescador? ‘No podí vender tus cosas’, yo siempre he dicho eso. Tení que estar muy jodido, pero no podí vender tus cosas. Tus redes, tus trajes, aunque esté nuevo, que sé yo, aunque te falte la plata no podí vender tus cosas. Porque es tu arte, no sé, cuando un maestro va a ir a vender su martillo, si el día de mañana va a salir a trabajar y no va a tener su martillo pa’ clavar poh ¿o no? Aquí en el caso de la pesca es lo mismo, no podí vender tus cosas poh”
(Víctor D., 2017 ).

 

Se observa que las connotaciones de orgullo y goce al pertenecer a la categoría de pescador completo son indicadores de que el sujeto aprecia esa identidad. Por ello le interesa mantener esa posición social de reconocimiento en la comunidad. Así, se entiende, que esta forma de vida merece ser defendida y, por lo tanto, el pescador requiere resistir a los estímulos que la amenacen.

 

4. CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN. EL PESCADOR COMPLETO COMO SUJETO POLÍTICO

Este estudio se ha propuesto visibilizar algunas prácticas de resistencia cotidianas –no documentadas– y que se manifiestan en el uso de artes de pesca tradicionales frente a las empresas pesqueras industriales, a la construcción del mega puerto de San Antonio y a las políticas públicas que sustentan la lógica de acumulación de capital mediante la explotación de recursos naturales. A la vez, este trabajo postula que esas prácticas de resistencia redundan en cambios profundos en el entramado de subjetividades de la comunidad.

Se propone y se observa también que los medios de producción pesqueros tradicionales presentes en La Boca del Maipo, son uno de los actores participantes de prácticas de resistencia cotidiana contra el antagónico capitalismo extractivista y, además y por lo mismo, son gestores constituyentes de la subjetividad del pueblo pesquero.

En este estudio se ha logrado observar que las prácticas de resistencia no siempre se realizan como una mera operación de protesta, sino también pueden ser hechos de facto en el vivir cotidiano de los actores.

En el estudio se profundizó en lo que significan en la actualidad los medios de producción tradicionales. Es decir, en el contexto en que los recursos hidrobiológicos se encuentran presionados por la explotación a gran escala de recursos naturales, así como por políticas públicas que no favorecen a los pescadores artesanales.

Así, observando la intromisión del capitalismo extractivista en el negocio de la pesca, es posible dar cuenta que las categorías halladas son una manera de significar a los medios de producción artesanales en la comunidad pesquera. También estas categorías develan la forma que en la actualidad, los habitantes de La Boca, utilizan y significan a sus medios de producción tradicionales, a modo de método de resistencia, además de continuar siendo un medio de subsistencia.

En general los hallazgos de esta investigación comparten similitudes con estudios ya realizados en Chile y otros lugares del mundo (McCay, 1978; Vestergaard, 1990; Cheung, Bravo, Kemeur y Saez, 2011 y otros); sin embargo, las categorías centrales desplegadas en este artículo son un aporte para mostrar teóricamente la configuración de subjetividades que resisten a estímulos y amenazas a la continuidad de formas de vida comunitaria.

Es posible ver que el despliegue de la política pública en clave neoliberal, ha empujado a los pescadores a transitar desde la aventura y diversión de ser pescador, a ser otros que, por épocas, deben trabajar con medios de producción ajenos. Así el pueblo pesquero se encuentra en un proceso de cambio y transformación que puede conducir a una nueva comunidad o, más aun, a otra comunidad a la cual ellos no desean pertenecer. Y es por eso que las resistencias descritas se han instituido en el actuar cotidiano de La Boca.

Lo postulado teóricamente se ha sometido a observación en relación con los datos hallados y analizados. Dado lo anterior es posible ver, en la tensión entre los intereses del capitalismo extractivista y los pescadores artesanales de La Boca del Maipo, que el uso de los medios de pesca tradicionales en La Boca del Maipo se comportan como una manera de hacer política. Esto se observa en la medida que los pescadores identifican claramente a un adversario que detenta otros medios de producción.

Dicho adversario puede ser significado como las políticas públicas que precarizan el trabajo artesanal, o como el modo de trabajo asalariado ofertado por las empresas, o como la amenaza de la pesca industrial barriendo con los recursos naturales. Pero, en general, aquellas formas de identificar al adversario redundan en que para los pescadores el trabajo asalariado, o el uso de medios de producción ajenos, amenazan constantemente con poner fin a la libertad y al compromiso de producir y mantener un modo de vida que soporta la diversión y a la aventura de constituirse en un sujeto de reconocimiento, como es el pescador completo, el cual sin sus medios de producción propios se constituiría como un otro.

El uso de medios de producción ajenos amenaza y por lo mismo constituye una subjetividad que participa de la resistencia a obligaciones contractuales y a una serie de estímulos que trae consigo el capitalismo extractivista.

En el caso del pueblo pesquero, el uso de medios de producción tradicionales y propios es una expresión de poder que va más allá del lenguaje. El uso de artes de pesca es una demostración de poder que se enfrenta a medios de producción que se le oponen. El uso de artes de pesca tradicionales es una demostración de porfía del sujeto que se niega a sucumbir a las tentaciones que brinda la seguridad del salario fijo ofertado por la industria.

Dado lo anterior, la producción subjetiva en el entorno ocupacional de los pueblos pesqueros y la dimensión de sus prácticas de pesca ancestrales, serían piezas constituyentes de subjetividades e identidades de esos pueblos. La subjetividad del pueblo pesquero se actualiza, paradojalmente, manteniendo y resistiendo con prácticas comunitarias que pertenecen al modus vivendi tradicional que los religa, actualmente, al verse enfrentados a un poder opositor o antagónico bien definido.

Por ello, veo necesario precisar que esta manera de observar una realidad social puede ser una forma que metodológicamente ayude a estudiar a los medios de producción utilizados en diversos lugares del mundo, y mostrar cómo estos aportan en la constitución de subjetividades y pueblos, sin importar en qué lugar del planeta se sitúen. O, en otros términos, ayuda a entender cómo la globalización del capitalismo en su fase neoliberal ha producido subjetividades que se actualizan históricamente y comparten modos de resistencia similares, combatiendo la presión de un sistema que ideológicamente se administra de la misma manera en todo el mundo.

 

BIBLIOGRAFÍA

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  1. Familias: Angelini, Lecaros, Yaconi–Santa Cruz, Sarquis, Stengel, Fernández e Izquierdo (Ciper-Chile, 2018).
  2. El uso de estos conceptos son rescatados por Chantal Mouffe del filósofo alemán Carl Schmitt, quien diferenció los conceptos de lo político y la política (Schmitt, 2009).
  3. Se llama patota al grupo de tripulantes de una embarcación.
  4. En la ética kantiana se propone como necesario todo aquello que el individuo hace obligatoriamente, de acuerdo con el uso racional de su libertad.
  5.  “[…] la resistencia debe tener una función reveladora, que contenga una crítica de la dominación y ofrezca las oportunidades teóricas para la autorreflexión y la lucha en el interés de la emancipación propia y de la emancipación social” (Giroux, 2004, p. 145).