Artículo Cuaderno de Trabajo Social, n.º 12, 2018

Empleabilidad y exclusión social

Autor(es)

Irene Aceña Iriarte, Neus Caparrós Civera

Secciones

Sobre los autores

RESUMEN

El presente artículo nace de la preocupación ante la situación que sufren determinados colectivos en riesgo de exclusión social, siendo uno de ellos las personas que carecen de empleo o tienen un empleo precario. El análisis se centra en las barreras de acceso al sistema laboral y en las características del mercado laboral español, teniendo en cuenta su encuadre dentro de las teorías sobre la exclusión social y el papel que juegan los trabajadores sociales. Para ello se utilizan herramientas como el índice AROPE o la estrategia 2020. Los datos ponen de manifiesto que las personas con menor formación tienen más posibilidades de ser vulnerables, así como las personas desempleadas, los menores de edad o las personas extranjeras que no poseen la ciudadanía europea.

 

INTRODUCCIÓN

El acceso al mercado laboral es un elemento clave para que las personas consigan su autonomía. Por ello debe velarse para que existan garantías de que ese acceso ofrezca las mismas oportunidades a todas las personas, pero hoy existen desigualdades notables en determinados grupos y colectivos concretos de la sociedad, que es lo que hace que estos colectivos se encuentren en situación de vulnerabilidad y/o exclusión social.

Desde la década de 1980, el término exclusión social tendía a sustituir al de pobreza, incorporando, para muchos, los emergentes procesos que en la nueva modernidad impiden la integración social de un número considerable de colectivos sociales, y no solamente por cuestiones de desigualdad económica (Hernández, 2008). En esta nueva realidad la exclusión social es un concepto que describe mejor la metamorfosis sufrida por la cuestión social, tal como señala Castel (1997), donde la tradicional pobreza se transforma en una forma de exclusión, debido al contexto económico y social en pleno cambio que caracteriza a las sociedades tecnológicas avanzadas. En estas sociedades surgen nuevas amenazas a la integración social y, por tanto, nuevos espacios de exclusión social (Hernández, 2008)

En esta línea no cabe duda de que el desempleo es un factor de exclusión y, al mismo tiempo, podemos decir que el empleo es un factor de integración social.

La inserción laboral constituye uno de los pilares básicos y fundamentales de la integración social de las personas, por ello la formación para el empleo y el acompañamiento en los procesos de inserción son clave. A raíz de esta intervención se despliega un amplio abanico de acciones a cargo de los profesionales, acciones que abarcan desde el diagnóstico de la empleabilidad, la orientación socio laboral o el diseño de programas de formación entre otras.

Considerando que todas las personas contribuyen con su trabajo al desarrollo social y económico de las sociedades, debe trabajarse para que no solo la búsqueda de empleo sea prioritaria, sino también el alcance del misma.

La existencia de exclusión social supone un gran desequilibrio tanto para la propia persona que la sufre como para la sociedad en general. Por ello, para mejorar esta situación, es preciso implementar estrategias para fomentar el empleo y la igualdad de oportunidades para todos los colectivos que conforman la sociedad.

El empleo es una herramienta indiscutible en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, y contribuye además a la promoción y defensa de los derechos de la ciudadanía en aras de una sociedad más justa e igualitaria. Es por ello que el trabajo con las personas y los grupos más vulnerables resulta imprescindible si queremos avanzar hacia la integración, lo que además supone un canal de participación social en la contribución con su trabajo al desarrollo de la humanidad.

En las líneas que siguen se analiza el tema de la empleabilidad de los colectivos con menos oportunidades de la sociedad y de las dificultades para acceder al mercado laboral español.

Para ello se ha recurrido a diferentes investigaciones empíricas sobre la inserción laboral de colectivos vulnerables y a los índices Arope y BITH por permitir establecer comparativas entre diferentes países.

 

ESTADO DE LA CUESTIÓN

 Colectivos vulnerables y su empleabilidad en el mercado laboral

Investigaciones empíricas y análisis realizados sobre la inserción laboral revelan que los colectivos vulnerables se pueden definir como personas con especiales dificultades de acceso al mercado de trabajo, las cuales se encuentran día a día con retos importantes que han de afrontar para poder hacer efectivo, entre otros, su derecho a un empleo digno. Entendiendo que este derecho es básico para alcanzar una independencia económica, el acceso a un empleo es vital para la autonomía personal, que en el caso de las personas en situación de exclusión o de vulnerabilidad, la inserción laboral, supone además una vía de integración en la sociedad (Rubio, 2006).

El concepto de exclusión social actual, por tanto, pretende ampliar el prisma y no basarse solo en el concepto de pobreza. Porque el concepto de exclusión alude a un problema que no es solo de carácter material, sino que se refiere además a las barreras que encuentran estas personas para participar de manera satisfactoria en la vida social, política y económica de un país, y en este recorrido las personas se ven privadas de oportunidades que son imprescindibles para el desarrollo humano, como ciudadanos de pleno derecho.

Por otra parte, resulta importante considerar que para conseguir una plena integración socio laboral de los colectivos más vulnerables, no solo es preciso contar con un marco legal al respecto, sino que también es necesario contar con el respaldo y compromiso de todos los agentes sociales implicados.

Este proceso de exclusión puede también producir una ruptura de identidad personal, al mismo tiempo que puede debilitar los ejes fundamentales sobre la que se apoya la inserción social. Por un lado, nos referimos al eje socio-relacional en el que se sitúa nuestra base relacional, con apoyos, vínculos y contactos sociales (familiares, amigos, conocidos, etc.) y, por otro, el eje de lo económico y lo laboral (empleo remunerado).

A lo dicho anteriormente se añade la idea de que la inserción social no se basa únicamente en el acceso al empleo y a unos ingresos mínimos de tipo básico y económico, sino que hablamos de una situación en la que los apoyos resultan cruciales para salir adelante, porque la experiencia demuestra la dificultad de las personas afectadas de salir de la situación solo por sus propios medios (Tezanos, 1999).

Por su parte, y para luchar contra la exclusión social, resulta necesaria una intervención acompañada de prestaciones técnicas y de un trabajo social eficaz y comprometido, ya que las prestaciones de carácter económico, como los ingresos o rentas mínimas de inserción, aunque son necesarias, no resultan suficientes en muchos casos (Rubio, 2006).

Factores que influyen en los procesos de exclusión social

La exclusión social aborda aspectos relacionados con las barreras y obstáculos que experimentan las personas en el área de su participación social a todos los niveles, además del acceso a los distintos ámbitos que afectan a su vida, como la incorporación al trabajo, acceso a la vivienda, a la formación o a las relaciones sociales, además de la falta de ingresos económicos (Rubio, 2006).

Con el fin de aportar una visión integral del fenómeno de la exclusión, y centrándonos en el ámbito socio laboral, se presenta la Tabla 1, que contiene los factores genéricos que influyen en dicho fenómeno.