Autor
Sonia Romero Pérez.3
Denise Oyarzun Gómez.4
Resumen
La esquizofrenia es una enfermedad de origen orgánico y psicosocial. El uso de la psicoeducación grupal en el tratamiento de esta enfermedad busca enseñar a los usuarios y sus familiares a reconocer qué les ocurre y por tanto manejar sus conductas. Este estudio de caso se focaliza en un grupo de familiares y/o cuidadores de usuarios diagnosticados con esquizofrenia en tratamiento en el Hospital Félix Bulnes del Servicio de Salud Occidente en Santiago de Chile. Para el estudio de caso intrínseco, se utilizó la técnica de grupos focales, y a través de un análisis interpretativo se determinaron tres categorías de análisis. Se concluye que la psicoeducación es un espacio pedagógico en donde lo aprendido contribuye a la transformación de las personas, en tanto construcción de nuevos significados de la enfermedad, para ellos y sus familiares.
Abstract
The schizophrenia is a disease of organic and psycosocial origin. The use of grupal psycoeducation in this disease treatment look for teach to the users and their relatives how recognizing what it happens to them and therefore control their behaviors. This case study is focus in a group of relatives and/or caretakers of users diagnosed with schizophrenia who were in treatment in the Day Hospital Unit Felix Bulnes of Hospital Occidente Health Service in Santiago of Chile. For the study of a intrinsic case, were used the process of focal groups, and through an interpretive analysis were determined three categories of fact analysis. Were concluded that the psychoeducation is a pedagogic space where to learned contribute for the people transformation, while construction of new meanings of the disease, for their and their relatives.
La esquizofrenia es una de las enfermedades más graves e invalidantes en el área de salud mental (Caqueo & Lemos, 2008; Florit-Robles, 2006; Minoletti & Saccaria, 2005; Vallejos, 2006). Ha tenido a lo largo de la historia diversas maneras de afrontarse, ya sea a través del encierro y aislamiento, para luego incorporar en su tratamiento la administración de fármacos. A partir de los años setenta, en Europa y Norteamérica se da paso al proceso de desintitucionalización de las personas diagnosticadas con esquizofrenia de las instituciones psiquiátricas, ya que se evalúo el fuerte impacto emocional, cognitivo y de funcionamiento que tenía para las personas expuestas a esta estrategia de salud (Huneeus, 2001).
Con la generación del Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría en el año 1993, y su posterior renovación en el 2000, se comienza a gestar en Chile la desinstitucionalización de las personas diagnosticadas con esquizofrenia, ya que, de acuerdo a lo referido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas diagnosticada con un trastorno psiquiátrico mayor, al ser tratadas en forma ambulatoria, es decir, insertas en la comunidad, logran mejores resultados que quienes son tratados en los servicios tradicionales, reduciéndose así las hospitalizaciones y las muertes por suicidio. Se considera como primordial la activa participación de las familias y de instancias de la comunidad, que proporcionan un apoyo efectivo complementario al tratamiento, y su vez permite un seguimiento más eficaz y personalizado del paciente (MINSAL, 2001).
El Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría hace hincapié en el enfoque comunitario de los problemas de salud mental. Basa sus observaciones en diversas investigaciones que dan cuenta de la efectividad de las intervenciones psicosociales en la mejora de la calidad de vida de las personas diagnosticadas con esquizofrenia (Florit-Robles, 2006), tomando en cuenta a su vez criterios económicos, tales como la eficacia en función del costo (Minoletti, 2005). Es así como la desinstitucionalización y el enfoque comunitario dado a las intervenciones realizadas ha generado mayor participación y responsabilidad a los familiares de personas diagnosticadas con esquizofrenia, estableciéndose el importante rol que juega la familia en el proceso de rehabilitación (Belloso, García, & de Prado 2000; Carrasco & Yuing, 2014; MINSAL, 2000, 2001).
En los años ochenta, en Europa y Norteamérica comienzan a desarrollarse diversos programas de intervención con familiares, cuyo objetivo fue modelar conductas y actitudes emocionales que afectaban directamente a las personas con diagnóstico de esquizofrenia a través de la entrega de información de la enfermedad, así como también de desarrollar diversas estrategias de afrontamiento a las diversas situaciones cotidianas que pudieran generar estrés en la familia (Belloso, García, & de Prado, 2000; Florit-Robles, A, 2006; Huneeus, 2001).
En Chile, la intervención con familiares tiene sus orígenes en las asambleas de familiares, instancias que se desarrollaban durante las hospitalizaciones de los usuarios en las instituciones psiquiátricas para luego formalizarse, gracias a la Reforma de Psiquiatría y Salud Mental en el año 2000, en las diversas unidades de salud mental del país. Ramírez, Sepúlveda, Zitko, y Ortiz (2010) indican que en la revisión de múltiples intervenciones es posible apreciar la mayor aceptación del tratamiento, reducción de hospitalizaciones y disminución de muertes por suicidio en usuarios que recibieron atención de equipos comunitarios de salud mental para usuarios graves y en los dispositivos de “Hospital de Día”.
Actualmente, se considera que el tratamiento farmacológico no es suficiente para evitar el riesgo de recaídas, incorporándose la idea de generar un tratamiento integral de orden psicosocial (Belloso, García, & de Prado, 2000). Estudios han señalado de qué manera el ambiente familiar podía influir en el curso de la enfermedad, ya que a pesar de los beneficios de la medicación antipsicótica, se observaba una proporción de recaídas, aun cuando estuvieran con tratamiento farmacológico las personas diagnosticadas. Dentro de sus hallazgos, señalaron que hay factores estresantes que están directamente relacionados con los episodios psicóticos agudos, identificando que familias con ciertas características de hostilidad, sobre-involucradas emocionalmente, afectan considerablemente a su familiar. A estas se les denomino Familias de Alto Nivel de Expresión Emocional (EE) (Belloso, García, & de Prado, 2000; Huneeus, 2001; Vallina & Lemos, 2000).
Psicoeducación
En la década del cincuenta, junto con el tratamiento farmacológico aparece la necesidad de intervenir pedagógicamente al enfermo y a su entorno. El origen de la psicoeducación se ubica en el trabajo con familia de personas diagnosticadas de esquizofrenia. Es en este espacio de trabajo se considera a la familia como normal, distinta apreciación a la que tenían los expertos en sus inicios respecto del funcionamiento de la familia. Es relevante informar a las familias de las causas, curso, síntomas y tratamiento de la enfermedad, buscando potenciar los recursos familiares en pos del bienestar de los enfermos. Es así como se genera una metodología que permite enseñar a resolver dificultades asociadas a la enfermedad de alguno de sus miembros (Builes & Bedoya, 2006; Huneeus, 2001).
Según la Guía Clínica de primer episodio de la esquizofrenia del MINSAL (2005), la psicoeducación grupal consiste en la entrega sistemática de información sobre los síntomas, la etiología, el tratamiento y la evolución de la enfermedad. Las áreas a abordar deben comprender la evolución natural de la enfermedad, los distintos tratamientos disponibles, las instituciones, los programas y el personal que participará en el tratamiento, los posibles cursos de la recuperación y la repercusión de la enfermedad en el proyecto vital de la persona. Asimismo, se debe enfatizar en la prevención del abuso de sustancias, los cuidados para evitar las recaídas y los derechos de la persona enferma.
Se define como propósito de la intervención psicoeducativa el mejorar la calidad de vida del usuario y de su familia, fortaleciendo los lazos y contribuyendo a la resignificación que hacen ellos de sus familiares, en tanto personas (Florit-Robles, 2006). Es así como los objetivos enfatizan los aspectos positivos de las familias (Vallina & Lemos, 2000) y su capacidad de reorganizarse o adaptarse a los cambios que significan tener a un familiar con un trastorno psiquiátrico severo (Belloso, García, & de Prado, 2000; Navarro, 2004), como también posibilitar un diálogo entre los distintos familiares que, a través de la narración de su vivencia (Builes & Bedoya, 2006), logran establecer un punto de encuentro y cercanía necesarios para construir lazos que les permita conformar o ampliar su red social (Elkaïm, 1987; Sluzki, 1996).
Considerando la incorporación de la mirada posmoderna de la realidad, en donde desaparece la premisa de la verdad objetiva y se incorpora la idea de la representación de la realidad y, por tanto, la interpretación subjetiva de los individuos respecto de los eventos de la vida, es importante para el abordaje psicoeducativo conocer cuáles son los significados y creencias construidas por la persona diagnosticada con esquizofrenia, su familia y el equipo de salud respecto del proceso salud-enfermedad (Builes & Bedoya, 2006).
Kleinman (1978) desarrolla un modelo explicativo que permite visualizar la enfermedad desde distintos niveles de significado. En un primer nivel se consideran los aspectos biológicos de la enfermedad. Es en este espacio en donde se instalan los equipos de salud. Luego el autor hace mención de los aspectos simbólicos de la enfermedad y cómo la persona y su familia representan la experiencia de la sintomatología y el sufrimiento que conlleva. Es en este nivel en donde convergen los aspectos personales, familiares y culturales. Finalmente, identifica los elementos sociales, es decir, cómo se representa y significa la enfermedad desde lo económico, político y social. En este sentido, la psicoeducación promueve la reflexión y conversación en estos tres niveles, facilitando la integración y recursividad de estos contenidos, permitiendo generar en la familia nuevos entramados de explicación y narración respecto de lo vivido.
Psicoeducación grupal de la Unidad Hospital de Día del Hospital Félix Bulnes
En concordancia con las normas técnicas desarrolladas en el Plan Nacional de Psiquiatría y Salud Mental, la intervención psicoeducativa en familiares se establece como parte del tratamiento integral para personas diagnosticadas con esquizofrenia. Esto unido a la necesidad constante de incorporar a los familiares de los usuarios en el proceso de rehabilitación, ya que la práctica informa sobre la dificultad en el plano de las relaciones interpersonales a nivel familiar y social que contribuían a las consultas en urgencia en psiquiatría, algún nivel de descompensación u hospitalizaciones.
Los objetivos de la psicoeducación grupal de la Unidad Hospital de Día del Hospital Félix Bulnes fueron: entregar información respecto de la sintomatología y tratamiento; entregar un espacio de contención, apoyo y acompañamiento; desarrollar estrategias de manejo de los familiares en la cotidianidad; compartir las experiencias, vivencias y estrategias utilizadas por las familias para enfrentar la condición de sus hijos como referentes de apoyo. Éste se articula como un grupo abierto, el cual permite la entrada y salida de miembros dependiendo del tiempo de estadía de los usuarios y sus familiares. Es así como el grupo psicoeducativo se organiza como una acción más dentro de la intervención integral que desarrollo el Hospital de Día.
El encuadre es un elemento primordial a la hora de realizar un trabajo grupal, ya que establece las condiciones del grupo, la confidencialidad y las temáticas a desarrollar, por ello es importante considerar el espacio, el tiempo, el rol y la tarea (De Robertis, 1994). Considerando el espacio, la intervención psicoeducativa se realizó en las dependencias del Hospital, los días jueves, en una sala acondicionada para trabajar con grupo, en horario diferido de la atención de usuarios, como una manera de obtener un espacio tranquilo sin interferencias del medio ambiente, propiciando la intimidad y calidez. El grupo funcionó con una periodicidad semanal, siendo las sesiones de duración de 120 minutos. En general, los familiares eran puntuales en su llegada, estableciéndose 15 minutos de espera antes de iniciar la actividad.
La tarea inicial de la psicoeducación grupal refiere a aprender sobre la enfermedad y su curso, del tratamiento necesario para que los usuarios se mantuviesen en buenas condiciones, para luego iniciar un proceso de significación y re-significación de la construcción social de la esquizofrenia en los espacios personales, familiares y sociales. Es a través de la tarea que se convoca la participación y es ahí donde comienza a aparecer la culpa, el miedo, la frustración, la rabia y la desesperanzas de los familiares al verse enfrentados con el diagnóstico de su ser querido, paso necesario para la aceptación del diagnóstico (Navarro, 2004; Perona, 2006; Vallina & Lemos, 2000).
La tarea se plantea de manera flexible de acuerdo a la necesidad del grupo, dependiendo del ingreso o egreso de algún familiar. Por tanto, en algunos momentos se constituye en un espacio de ayuda y contención cuando hay un nuevo miembro o bien en un espacio de educación cuando se da cuenta de la sintomatología y tratamiento, generándose de manera permanente la reflexión entre todos los miembros del grupo. La coordinación del grupo estuvo a cargo de la trabajadora social del hospital, quien desarrolló un rol de facilitadora, contenedora y educadora durante el proceso., siempre atenta a observar, puntualizar e interpretar lo expresado por los asistentes, propiciando la construcción de nuevos significados con los participantes y reconociendo el escenario actual e incorporando los contextos sociales.
Considerando los antecedentes expuestos en el presente artículo, el objetivo es presentar los resultados de la experiencia de una práctica psicoeducativa grupal de la Unidad Hospital de Día del Hospital Félix Bulnes del Servicio de Salud Occidente durante el año 2006-2007 en Santiago de Chile.
Método
Diseño
Se empleó un diseño de estudio de caso, que constituye una óptima herramienta metodológica cualitativa empleada para describir exhaustivamente la ocurrencia de un problema o un fenómeno dentro de un contexto definido por las investigadoras. Yin (1994) argumenta que el estudio de caso es una investigación empírica que estudia un fenómeno contemporáneo dentro de su contexto real, especialmente cuando los límites entre los fenómenos y el contexto no son claramente evidentes. Dentro de los tipos de estudio de caso, esta investigación se realizó con el estudio intrínseco utilizado para entender un caso en particular. Este estudio de caso intrínseco no es emprendido por su naturaleza ordinaria, y porque en sí mismo es de interés (Stake, 1999).
Participantes
Para González Rey (2000), la muestra como grupo estudiado que permite la construcción de lo social, no existe como conjunto de sujetos, sino como sujetos organizados en sistemas de relación donde el sistema deviene un elemento de información tan importante como el sujeto. En este caso, los criterios de selección fueron: familiares y/o cuidadores de los usuarios diagnosticados con esquizofrenia que vivan con sus familias y asistieran en forma regular a rehabilitación en Hospital Diurno del Hospital Félix Bulnes.
La muestra seleccionada quedó constituida por 21 cuidadores. De estos 5 familiares pertenecían al sexo masculino mientras que 16 al femenino, ejerciendo entre las mujeres, predominantemente la madre del paciente, el rol de cuidadoras. Las edades de los cuidadores fluctuaron entre los 26 y los 62 años de edad. El mayor número de cuidadores eran casados (ocho personas); solteros y separados fueron cinco y seis respectivamente, mientras que solo dos cuidadores eran viudos.
La mayoría de las madres son dueñas de casa y están a cargo del cuidado de su familiar, el usuario diagnosticado con esquizofrenia. Los padres que participaron trabajaban de manera independiente, lo que les permitió asistir regularmente. Los hermanos que asistieron son aquellos que mantenían una relación cercana con la persona diagnosticada con esquizofrenia o estaban al cuidado de ellos, lo mismo que los abuelos y tíos. En general, fueron familiares de una condición socio-económica media-baja, procedentes de Santiago, que se organizan especialmente para asistir, motivados por mejorar la calidad de vida del usuario y de sus familias.
Técnica de producción de datos
Para González Rey (2000) el instrumento es simplemente el medio que sirve para inducir la construcción del sujeto, por tanto no representa una vía directa para la producción de resultados finales, sino un medio para la producción de indicadores. En la psicoeducación de la Unidad Hospital de Día del Hospital Félix Bulnes, se utilizaron tres grupos focales para conocer la experiencia de haber participado en el grupo psicoeducativo y así saber de sus aprendizajes
De acuerdo a Canales (2006), en el grupo focal la dirección de la conversación está ejercida continuamente por las investigadoras para producir un conjunto de relatos de experiencias, de varios individuos y en varias dimensiones que resultan de sus observaciones de las relaciones que, como sujetos, establecen con el mundo. Los grupos focales se llevaron a cabo haciendo uso de una pauta de trabajo que incluía los siguientes tópicos: conocimiento de la enfermedad y su tratamiento, prevención de recaídas, estrategias de afrontamiento y resolución respecto de la conducta del familiar o familiares en torno a la enfermedad.
Procedimiento
Los participantes fueron invitados a través de un llamado telefónico realizado por la trabajadora social a su hogar. Se llevaron a cabo 3 sesiones de discusión con un total de 4.5 horas cronológicas. Todas las sesiones fueron grabadas con el consentimiento de los participantes. Un ayudante de investigación tomó notas en forma independiente en cada uno de los grupos focales. Luego de realizados los grupos focales, todo el material fue transcrito, con el propósito de poder hacer una análisis más acabado de los resultados obtenidos.
Análisis de los datos
El análisis interpretativo propuesto por González Rey (2000) presenta el concepto de indicador, que es un elemento o conjunto de elementos que adquieren significación a través de la interpretación de las investigadoras. Para el autor las interpretaciones sobre la base de la aparición de determinados indicadores nunca tienen carácter absoluto: solo representan un primer momento en la definición de una zona de sentido sobre lo estudiado, lo cual se integra al proceso de construcción teórica más abarcadora. El desarrollo de los indicadores conduce necesariamente al desarrollo de conceptos y categorías nuevas. La producción de indicadores y categorías son procesos interrelacionados. Las categorías permiten conceptuar las cuestiones y procesos que aparecen en su curso, los cuales no se pueden conceptuar en los marcos rígidos y a priori de ninguna hipótesis o teoría general.
Resultados
De acuerdo al análisis realizado, es posible dividir los resultados en tres grandes categorías, estas son: 1. Aprendizajes del taller psicoeducativo; 2. Nueva valoración que se hace del familiar diagnosticado con esquizofrenia; y 3. Construcción de nuevos significados en torno a la enfermedad.
Aprendizajes del taller psicoeducativo
La psicoeducación fue un espacio de aprendizaje grupal que posibilitó que los familiares conocieran de la enfermedad y de lo que a ellos y a otros les acontecía. La información y el conocimiento se generaron a través de una red de conversaciones que facilitó la coordinadora, lo que fue posible gracias a la activa participación de todos, desarrollándose la psicoeducación como una instancia de apoyo y aprendizaje que se generó en la reflexión y acción. En palabras de una participante del grupo:
“… es un grupo de apoyo, nosotros cuando llegamos veníamos destruidos, porque no es una enfermedad conocida, bastante desconocida, la gente no entiende de que se trata esta enfermedad, lo que siempre hemos hablado, los medios de comunicación mal informar, es devastador” (Mujer, 48 años, madre).
Agrega otro familiar que valora la psicoeducación, en particular las experiencias compartidas entre familiares que vivencian la misma situación de enfermedad de un hijo.
“Yo creo que el conjunto de todas las opiniones, experiencias que las personas han tenido uno se las lleva y le sirven para ver que está pasando con su hijo” (Mujer, 52 años, madre).
“Aprendimos a conocer la enfermedad, aprendimos a manejar a nuestros hijos, a entenderlos” (Mujer, 55 años, tía materna).
Asimismo, los miembros de la familia nuclear de usuarios diagnosticados con esquizofrenia son capaces de reconocer la importancia del tratamiento farmacológico y como éste resulta favorable para la estabilización y evolución de sus familiares.
“Se retrocede cuando no hay medicamentos” (Mujer, 56 años, madre).
“Conocimos la medicación, como cada remedio influye” (Mujer, 28 años, hermana).
“Ellos sufren cuando están con los síntomas, por eso es importante que tengan un tratamiento y que no dejen sus remedios, porque esta enfermedad tiene muchos miedos y angustias” (Hombre, 58 años, padre).
A su vez, comenzaron a identificar la sintomatología que se presentó cuando el familiar se desestabilizó por alguna situación que les generó estrés o bien porque se encontraban sin tomar sus medicamentos. Comenzaron a desarrollar no sólo una escucha activa, sino también una observación activa que les permitió reconocer la sintomatología. En palabras de los padres de los usuarios del Hospital de Día:
“Por su angustia se retraen” (hombre, 56 años, padre).
“Cuando están mal se aíslan, todo les molesta, les cambia la cara” (Mujer, 42 años, madre).
Nueva valoración que se hace del familiar diagnosticado con esquizofrenia
Al ser participes del proceso psicoeducativo los familiares comenzaron a reflexionar y a contar y contarse un nuevo relato desde una nueva perspectiva acerca de su familiar, valorando los aspectos positivos de ellos y reconociendo sus recursos personales. Lo anterior se refleja a través de las siguientes frases:
“Ella está ayudando a su cuñada que tiene depresión, ella dice que ella sabe lo que significa estar mal, por eso la apoya. Es fantástico que ella sepa ayudar a otros y a ayudarse a sí misma” (Mujer, 62 años, madre).
“Me ayuda a atender el negocio, y fijo un horario para trabajar, sino puedo ahí esta él apoyando” (Mujer, 55, madre).
“Es maravilloso ver cómo ella recupero toda su mente, su capacidades para escribir” (Hombre, 56 años, padre).
El reconocer a su familiar como un sujeto activo en su proceso permite visibilizar a la persona más allá del diagnóstico realizado, y por tanto sacarlo de la lógica del enfermo metal carente de capacidades y recursos.
“Ella estaba con los gestos, ella se dio cuenta y dijo, voy a hablar con el doctor y partió, habló con el doctor y le cambiaron los remedios y se le solucionó” (Mujer, 55 años, hermana).
“Ellos saben cuando se desestabilizan, cuando se tienen que tomar un S.O.S” (Mujer, 42 años, madre).
“Él aprendió a conocer su enfermedad, se preocupa de sus remedios y controles” (Mujer, 55 años, madre).
Al desarrollar la valoración positiva del familiar diagnosticado con esquizofrenia, son capaces de entender el proceso de sus familiares de una manera comprensiva y contenedora que a su vez los enfrenta con la realidad que vivirán.
“Siempre hay espacios donde el hijo decae” (Hombre, 48 años, padre).
“Todas las personas podemos tener momentos angustiosos” (Mujer, 28 años, hermana).
“Es necesario entregarles seguridad y tranquilidad, para que ellos sigan buscando, por ejemplo, estudiar o trabajar” (Mujer, 42 años, madre).
“Cuando ellos se angustian, bajan un poco, con el cariño y el apoyo suben” (Mujer, 62 años, madre).
Construcción de nuevos significados en torno a la enfermedad
Al ser la psicoeducación una tarea pedagógica en donde los participantes no solo aprenden de la enfermedad, sino que logran establecer una relación distinta con ella, con nuevos significados y por tanto menos dolorosa, se logran establecer nuevos tejidos relacionales con ellos mismos, sus familiares y los equipos de salud. Es ahí donde se comienza a gestar la aceptación de la enfermedad.
“Yo veo que cuando uno reconoce su realidad, dura, ahí puede reconstruir el cuento” (Mujer, 28 años, hermana).
Se reconstruyen las explicaciones que dan cuenta de la enfermedad, teniendo como centro a su familiar y el sufrimiento que esto significa para ellos, tarea que se desarrolló de manera transversal durante toda la práctica psicoeducativa y que fue desplegada por cada uno de los familiares en los momentos particulares y necesarios para ellos.
“Yo antes pensaba que era una carga, pero ahora no, ahora que está sin nada (fue dado de alta del programa de rehabilitación) no va a ningún lado, trabaja en las mañanas, tiene su pensión, está tranquilo, me quiere dar toda la plata que gana, yo le digo que como está, es lo que ayuda” (Mujer, 52 años, madre).
“No es una carga, es una preocupación” (Mujer, 28 años, hermana).
“Pienso que cuando se habla de carga, es cuando no se puede manejar, como al principio, pero ahora no” (Hombre, 56 años, padre).
Asimismo, surge la necesidad de dar cuenta a los otros (familiares o sociedad) sobre qué es la esquizofrenia, bajo una mirada respetuosa y acogedora, intentando así construir una nueva manera de aproximación a la enfermedad.
“Comparto con otras personas que no tengan este problema, porque tengo interés en que otras personas sepan de la enfermedad, para que se vaya evitando esto de que a las personas que tiene esquizofrenia hay que tenerles miedo; nosotros podemos apoyar de esta manera a nuestros familiares” (Mujer, 52 años, madre).
“Poder educar al grupo, a la sociedad en sí; uno da a conocer que hay una enfermedad que no se conoce, que tiene muchos prejuicios, dañinos para ellos, porque cuando se habla de esquizofrénico se habla de una persona que mata, que asesina, y yo no veo que sea así” (Mujer, 28 años, hermana).
Discusión
La experiencia psicoeducativa de la Unidad Hospital de Día del Hospital Félix Bulnes ha transitado, con el paso del tiempo, desde una labor meramente informativa, con elementos de enseñanza clásica, hasta una experiencia pedagógica que incorpora de manera activa y profunda a los usuarios y sus familias. Es en este espacio en donde se aprende de la enfermedad y su tratamiento, como también se aprende a conocer, conocerse y re-conocerse respecto de lo que les ocurre a ellos, sus familiares y la sociedad en su conjunto. A través de la conversación se da sentido a la historia que han vivido y, por tanto, es posible una integración de los contenidos desde las lógicas del respeto y la confianza, constituyéndose así en una acción comunicativa que contribuye a la transformación de las personas, tal como White y Epson (1993) señalan: “…La interpretación de los eventos actuales está tan determinada por el pasado, como moldeada por el futuro”.
Los resultados del estudio de caso corroboran los planteamientos de Kleinman (1978) respecto de los distintos niveles de significado de la enfermedad. Tal y como expresan los familiares y/o cuidadores, en primer lugar aprendieron a conocer la esquizofrenia a propósito de la información entregada por el equipo de salud mental. En segundo lugar, los participantes de la psicoeducación significaron la experiencia de la sintomatología y el sufrimiento que conlleva no solo para los usuarios, sino que para ellos también. Luego se representa y significa la enfermedad desde lo familiar y social, pasando el usuario de ser una carga en la familia a una persona que se desenvuelve como cualquier otra. Finalmente, la psicoeducación permite constituir agentes de cambio en función del conocimiento que se recibe, pero también gracias al entramado discursivo que emerge de los participantes de este espacio grupal •
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- Magister © Psicología Social. Mención Intervenciones Psicosociales, Universidad de Valparaíso. Se ha desempeñado como Trabajador Social en Salud mental en el área Occidente y Norte de Santiago. En la actualidad cumple labores académicas y de coordinación en Pos título Familia e Infancia del Centro de Familia y Comunidad. UTEM Docente de la Cátedra de Método de Trabajo Social con grupos y de los electivos de formación especializada Violencia Intrafamiliar y Abuso Sexual infantil. Escuela de Trabajo Social de la UTEM.
- Magíster en Psicología Social Mención Intervenciones Psicosociales. Universidad de Valparaíso. Doctoranda en Psicología, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Se ha desempeñado como docente de pregrado Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Universidad Tecnológica Metropolitana. En la actualidad cumple labores como investigadora colaboradora en los proyectos ISCWeB, PROTEBA y FONIDE y como docente del Postítulo en Familia e Infancia del Centro de Familia y Comunidad. UTEM. Escuela de Trabajo Social de la UTEM.